miércoles, 21 de septiembre de 2022

Música sacra y cultura juvenil: tres razones por las que están equivocados.

 Aurelio Porifiri,

 del Blog de Aldo María Valli

En la Iglesia, algunos pensaban que se llegaría a los jóvenes haciendo uso de su cultura musical, generalmente compuesta por música pop, rock, rap, etc. Me gustaría señalar tres razones por las que esta apuesta se basa en premisas completamente erróneas.

1. La Iglesia no forma al joven como tal, sino que debe formarlo para llevarlo a la madurez católica. Bien decía Romano Amerio: «Concluyendo este análisis de la nueva actitud del mundo y de la Iglesia hacia la juventud, notaremos que también aquí se ha producido una alteración semántica y que los términos paterno y paternalista se han convertido en términos de desprecio, como si la educación del padre, como padre, no fuera un excelente ejercicio de sabiduría y de amor, y como si no fuera paternal toda la pedagogía con que Dios educó a los hombres en el camino de la salvación. Pero, ¿quién no ve que en un sistema en el que el valor descansa en la autenticidad y el rechazo de toda imitación, el primer rechazo es el rechazo de la dependencia paterna? La verdad es, más allá de los hipocorismos de clérigos y laicos, que la juventud es un estado de virtualidad e imperfección que no puede ser poseído como estado ideal, ni tomado como modelo. Además, la juventud es válida como futuro y esperanza del futuro, de tal modo que que cuando el futuro se cumple, ésta se pierde. La fábula de Hebe se convierte en la fábula de Psique. En efecto, si se diviniza la juventud, se la arroja al pesimismo, porque la hace querer perpetuarse, mientras que esto no es posible. La juventud es un proyecto de no-juventud y la edad madura no debe modelarse sobre ella, sino sobre la sabiduría madura. Después de todo, ninguna época de la vida tiene como modelo a seguir una época de la vida, ni la propia ni la de los demás. En efecto, el modelo de cada uno está dado por la esencia deontológica del hombre, que ha de ser buscada y vivida, idéntica, en cada edad de la vida. También aquí el espíritu de vértigo hace que el dependiente se vuelva hacia la independencia y el insuficiente hacia la autosuficiencia». La formación del católico se realiza en vista de su plena madurez, para no estar condenado a permanecer en una edad de preparación. No les cuento la tristeza de ver a cuarentones o cincuentones buscando la Misa de Jóvenes que cantaron décadas antes.

2. Algunos dicen: ¿pero en el Renacimiento no se usaban temas profanos para la música sacra? ¿Por qué no podemos hacerlo ahora? Respondo: porque la música profana del Renacimiento se derivaba de la música sacra y se parecía mucho a ella, especialmente en el lenguaje utilizado. Así que usar una canción popular en el Renacimiento no era particularmente molesto. Pero utilizar música moderna de consumo hoy significa que se inserta en la iglesia una modalidad estética que no es compatible con la liturgia.

3. La música no es neutral. Se piensa que poner un texto litúrgico debajo de cualquier música lo hace utilizable en la iglesia, pero esto es un grave error. Poner un texto en latín sobre la música hard rock o punk no puede en sí mismo convertir estos estilos en litúrgicos. La música agrega mucho a las letras, y esta es la razón por la que se cantan y no solo se recitan. Sin embargo, incluso los liturgistas distinguidos aún no comprenden este hecho tan elemental.